Como
antecedentes de la Guerra Peninsular deben considerarse los acontecimientos que
se remontan a la Campaña del Rosellón (1793–95), cuando tropas de
Portugal reforzaron a las de España, integrando la primera alianza liderada por
Inglaterra contra la Francia revolucionaria.
A partir
del ascenso de Napoleón Bonaparte al poder (1799), España se alía a
Francia para, por medio de la invasión y división de Portugal entre estos,
impactar indirectamente los intereses comerciales del Reino Unido de Gran
Bretaña e Irlanda (Guerra de las naranjas, 1801).
En julio
de 1807, con los acuerdos secretos de Tilsit (de los que hablaremos en otro
momento), va entonces a abrirse un nuevo capítulo en la guerra europea.
En Agosto
del mismo año Napoleón hace concentrar tropas en Bayona para invadir Portugal.
Los representantes de Francia y España en Lisboa le hacen llegar sus exigencias
al Príncipe Regente de Portugal (D.João). Portugal debía unirse al bloqueo
continental que Francia había decretado contra Inglaterra cerrando sus puertos
a la navegación británica, declarar la guerra a los ingleses, confiscar sus
bienes en Portugal y hacer prisioneros a todos los ingleses residentes en el
territorio portugués.
El 5 de septiembre de 1807 el General Jean-Andoche Junot está ya en Bayona
haciendo los últimos preparativos al ejercito que invadirá Portugal, incluso
antes de obtener la respuesta definitiva del Príncipe Regente portugués, e
incluso antes de que Napoleón firmase el Tratado de Fontainebleau con España
(27 de octubre de 1807) definiendo la repartición del territorio portugués en
tres nuevas unidades políticas:
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Pincipado de los Algarves: Región comprendida al sur del río Tejo (Tajo), a ser gobernada por Manuel Godoy, el llamado "Príncipe de la Paz" y primer ministro de Carlos IV, bajo el título de Rey.
Resto de Portugal: Reino circunscrito entre los ríos Douro (Duero) y Tejo (Tajo), región estratégica por sus puertos, a ser administrada por Francia hasta la paz general.
Retrato de Manuel de Godoy por Agustin Esteve y Marqués |
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