viernes, 11 de octubre de 2013

Primera invasión francesa a Portugal (1807-1808) - Parte 3/4

La Represión


Al tener conocimiento de la rebelión en el norte del país, y porque allí existían pocas tropas francesas, Junot envió una orden a Loison que se encontraba en Almeida para marchar sobre Oporto y poner fin a la rebelión. El 17 de junio de 1808 Loison partió de Almeida hacia Oporto al frente de un cuerpo de tropas conformado por 1.800 hombres. Llegaron a Lamego el 19 de junio y el 21 cruzaron el río Douro dirigiéndose a Mesão Frio. 


General Luois Henri Loison
En las regiones montañosas las fuerzas organizadas por el General Silveira, acompañadas de numerosos populares prestos a castigar al invasor, le infringieron considerables bajas en el combate de Padrões de Teixeira de forma que Loison decide retroceder. De regreso a Almeida comenzó por saquear las poblaciones de Régua dirigiendose despues a Lamego, Viseu y Celorico.

General Francisco da Silveira

Combates en Teixeira y Régua
En Castro Daire, entre Lamego y Viseu, un intento de resistencia de la población portuguesa fue duramente reprimida causando cerca de 400 muertos y heridos.

Cuando la revuelta alcanzo la región de Alentejo la represión francesa adquirió igualmente un carácter muy violento. Una columna francesa comandada por el General Avril dispersó a los revoltosos de Vila Viçosa con una carga de bayoneta. En Beja el Coronel francés Jean-Pierre Maransin, con 950 hombres a su cargo, aplastó la revuelta disparando sobre la población lo que provocó más de 1.000 muertos para posteriormente incendiar la ciudad. Las acciones de represión eran cada vez más duras, pero la insurrección no paraba y solamente en Lisboa y sus alrededores había alguna contención.

Coronel Jean-Pierre Maransin, Baron de Maransin
Junot, que tenía sus fuerzas disminuidas por la partida de los españoles y por el auxilio que debió enviar a las tropas francesas apostadas en España, decidió entonces concentrar sus unidades en la región de Lisboa dejando apenas algunas guarniciones en puntos considerados esenciales para controlar las vías de comunicación y vigilar posibles sitios de desembarque temiendo el arribo del apoyo británico.

En Almeida permanecieron 1.200 hombres después que Loison partiera a Lisboa. Al llegar a Santarém quedaron bajo su comando las tropas de Kellermann, Thomiéres y Brenier que allí se encontraban. Fueron colocadas además tropas en Peniche, Óbidos y Abrantes.

Este movimiento en dirección a Lisboa quedó marcado, por un lado con la flagelación de las fuerzas francesas por las poblaciones insurrectas, y por el otro, por una represión salvaje que afectaba principalmente a los más indefensos.

La división del General Margaron, con cerca de 4.000 hombres, fue enviada a Leiría, la cual ocupó el 5 de julio de 1808 luego de eliminar la resistencia ofrecida por sus habitantes que mal armados fueron masacrados a consecuencia durante la dura represión y saqueos llevados a cabo por los franceses. Como mínimo murieron cerca de 900 portugueses.

General Pierre Margaron
Tomar pudo evitar el saqueo porque pago una pesada contribución, pero a pesar de estos actos de represión surgió una insurrección en Alcobaça hacia donde Junot envió a los generales Loison y Kellermann. Margaron se juntó a estas fuerzas y, según informes franceses, el 10 de julio derrotaron y pusieron en fuga a una fuerza de 15.000 portugueses.

Coimbra sería el próximo objetivo sino hubiese sido avistada en dirección a Lisboa una numerosa escuadra británica. Por otra lado corrían rumores, y de eso no pasaban, de que una fuerza portuguesa y española se dirigía hacia el sur y, antes esta nueva situación, las fuerzas francesas optaron por volver a Lisboa luego de dejar una brigada en la región de Peniche, Óbidos y Caldas da Rainha. Entre tanto el presunto desembarque británico no pudo ser verificado.

Una de las principales preocupaciones de junot era no perder sus líneas de comunicación con España. Si ello aconteciera quedaría aislado, tanto para recibir apoyo como para una eventual retirada. Cuando Évora se sublevó esa amenaza se hizo más latente porque el control portugués de esa ciudad haría posible un hipotético cerca y aislamiento debido a su estratégica posición geográfica e porque funcionó como polo aglutinador de las fuerzas insurrectas en la región.

Junot ordenó entonces a Loison retomar el control de Évora. Loison llegó a esta ciudad el 29 de julio de 1808 e allí una fuerza de cerca de 3.000 hombres de tropas regulares, cuya mitad eran españoles,  bajo el comando del General Francisco de Paula Leite de Sousa se preparaban para defender la ciudad.

Además de estas ropas que estaban mal armadas y preparadas, comandadas por un oficial que había servido casi exclusivamente en la armada y, por lo tanto, no tenía experiencia en el combate terrestre, estaban presentes algunos millares de civiles dispuestos a combatir pero sin la más mínima preparación y armados de forma improvisada y rudimentaria. Los defensores fueron derrotados, la ciudad cruelmente saqueada y  la población martirizada.

La insurrección y la represión de Évora fue de las más violentas de la historia de los invasiones francesas en Portugal. El número de muertos habría superado los 2.000

El 1 de agosto Loison marchó para Elvas que había sido cercada por fuerzas portuguesas y españolas. Dispersó esas fuerzas y el día 3 de agosto le tocó el turno a Estremoz de enfrentar las atrocidades francesas.

Entretanto la plaza de Almeida fue cercada por tropas portuguesas, y si bien estas fortalezas eran de la mayor importancia para la manutención de las líneas de comunicación  francesas, el inminente desembarco británico hacia necesario que los franceses concentraran sus fuerzas disponibles para enfrentarlos. Loison se encamina entonces para Lisboa pasando por Abrantes y Tomar.

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